La Vanguardia del pasado domingo, 7 de abril, titulaba su portada con una fotografía de la ciudad de Gaza con el antes y el después del inicio de la “guerra”, el 7 de octubre de 2023.
A la izquierda, una ciudad mediterránea con una gran avenida en medio, llena de árboles y edificios a ambos lados. Al fondo, el mar. El mismo Mar Mediterráneo que baña nuestras playas.
A la derecha, los escombros de una ciudad arrasada. Ni avenida, ni árboles, ni edificios en pie, salvo alguno que parece ser que se ha salvado del ejercicio del “derecho a la defensa” del Estado de Israel.
Mariúpol. La foto de la derecha bien podría ser la de Mariúpol, la ciudad ucraniana que el ejército ruso de Putin redujo prácticamente a la nada.
Desde el inicio de la barbarie, el 7 de octubre pasado, treinta tres mil palestinos han muerto por ataques del ejército de Israel. La inmensa mayoría, civiles.
Unas doscientas personas al día, ante la absoluta pasividad de la comunidad internacional.
También murieron, masacrados, alrededor de mil doscientos israelíes en el ataque de Hamás.
27 a 1.
El malo oficial del mundo, sin embargo, es Vladimir Putin, y Rusia sufre todo tipo de sanciones, por violar el derecho internacional, atacar un territorio vecino, y provocar un goteo inmoral de muertes de civiles.
Violar el derecho internacional, atacar un territorio vecino y provocar un goteo inmoral de muertes de civiles, es lo que también está haciendo Israel en la Franja de Gaza.
Pero mientras Rusia ha sido aislada, o al menos se ha intentado, el estado judío recibe armamento de los Estados Unidos, no ha sufrido ninguna sanción internacional, y su gobierno ha recibido la visita de varios primeros ministros europeos, que han ido a hacerse la foto y mostrarle su apoyo.
La doble moral entre los dos conflictos es patente y por suerte la sociedad civil de las democracias occidentales parece que ya se está dando cuenta de ello.
La reacción de los gobiernos, por el contrario, es otra, completamente diferente.
A nivel europeo quien ha tenido un papel más digno hasta ahora ha sido el presidente del gobierno español, que ha denunciado la actuación del gobierno israelí y se ha comprometido a reconocer al estado palestino.
En Catalunya, en general, ha habido poca empatía por parte de los partidos políticos catalanes hacia Palestina y su maltratada población, que parece que no solo no tiene el derecho a decidir sino ni siquiera el derecho a existir.
En la hora siguiente en que acabes de leer este artículo unos ocho palestinos más perderán la vida, al ritmo que llevamos hasta ahora.
Quizás ya es hora de que hagamos algo para pararlo.
Necesitamos paz. Shalom. Salam.